De repente el sueño se enredó en aquella cicatriz que le tatuaba el brazo y se despertó buscando refugio, sin saber dónde se encontraba. El centelleo de la luz que inundaba el espacio la deslumbraba, mientras su vista recorría cada rincón de la estancia donde al final consiguió sentirse protegida, más allá del mundo inmenso que se encontraba fuera de ella. No podía ver con aquella engañosa luz diurna, así que se levantó y corrió la cortina, regalándose una entrañable penumbra. El corazón detuvo su galope y la calma volvió.
Las sombras se extendieron sobre el asfalto de sus recuerdos, que ardía en aquellas horas de la tarde, quitándole algo de rutina a la monótona continuidad del paisaje. Arrastrados por una brisa lejana le llegaron los olores perdidos, junto a unas voces lejanas que, poco a poco, se acercaron poniendo sordina a las que crepitaban en la radio. Alguien gritó su nombre, mientras murmullos inaudibles se colaban por la ventana, atrapándola en el garabato de la memoria donde entrevió los indicios de un camino. Lo siguió hasta llegar a un deseo inconsciente de encontrar compañía con la que apartar el espejismo del miedo que la hacía estremecerse tras las operaciones a que la habían sometido. Al final logró apartar las dunas que le dibujaban esa especie de manchas entremezcladas en su pensamiento, que la inquietaban. Abrió los brazos al recuerdo y se lanzó de lleno a ese mundo donde los relojes sonaban de manera diferente y el tiempo transcurría marcha atrás. Logró aterrizar en medio del viento que la meció con su vaivén hasta que las sombras amenazadoras se perdieron en un vacío negro donde permanecerían nuevamente entre fechas sin significados. ¡Qué delicia transitar por las acogedoras calles que la hacían feliz! Dejó de sentir la soledad de su pensamiento y se refugió en aquellos brazos que se abrieron dispuestos a responder a su abrazo. Un eco de pisadas y risas alegres permitieron el retorno de un sueño dulce y conciliador, que la llevó a una nueva aurora.
30/5/13
¿Tal vez un accidente fue el causante de esa marea mental de tu personaje justo al despertar...? Lo veo así, igual que veo que a medida que avanzan los minutos ella misma consigue ir apartando esa enorme piedra dando paso a momentos plácidos donde los afectos la esperan.
Como siempre, Pilar, lo has bordado.
Petons
Fina
6/6/13
Lo bueno de la literatura es que los textos se mjultiplican, ayudados por las interpretaciones de quienes los leen.
¡Gracias, Fina!
¿Sabes? Dí un paso más. Presenté una recopilación de poemas a un concurso literario y gané el premio local. ^0^
6/6/13
¡Me alegro un montón por tí, Pilar!, porque creo que te lo mereces. Yo leo mucho relato corto, además de novela, y aunque parezca fácil por lo escueto, no lo considero así, porque en pocas líneas poder abarcar conceptos tan importantes que induzcan al lector al análisis y, además con esencia, nada de superficialidad ( los tuyos no son para nada superficiales) tiene gran mérito; de hecho, muchos escritores de novela empezaron escribiendo micro-relatos, después relatos cortos hasta que echando toda la carne en el asador crearon su primera novela. En el grupo de poesía al cual pertenezco, un compañero, tuvo la suerte de publicar un libro después de bastantes años haciendo relato breve. Recopiló la suficiente información porque era una novela histórica , la presentó a una editorial y se la aceptaron. Debo decirte que ha sido acogido muy bien por la crítica. Si te interesa su lectura en mis primeras entradas verás una crítica personal mía sobre dicho libro: " las cinco muertes del barón airado".
Petons
Fina
6/6/13
Gracias de nuevo, Fina.
Yo escribo porque me gusta hacerlo; sin ninguna pretensión más. Me gusta ir a mi libre albedrío, sin nada que me obligue, sin metas. Únicamente un horizonte y diversos puntos a los que llegar si en algún momento siento la necesidad de hacerlo.
Leeré las entradas que me dices. Gracias por dibujarme caminos.
Petons!
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Dime, te escucho...