Te confieso que a una parte de mí no le gustas, rutina. Desde que creé condicionamientos mundanos no soporto el olor a esclavitud, el color gris y la interminable jornada laboral que representas. Que mala es la cordura... Por el momento continúo sobre la montaña del ocio e intento despertarme despacio, atenta a la llegada del roce del corazón de los pájaros, entre dos luces. Sabe que no dejaré que me atrapes con el “dejavú”. Cortaré cualquier hilo invisible que nos pueda unir y continuaré siendo yo de lunes a viernes; los fines de semana me permito la licencia de no ser. Lo mismo da las prisas de las horas, la mesa del despacho llena de “cosas que hace falta resolver”, los paseos de las tardes contando huellas..., no quiero formar parte de éste prestar. Te haré invisible con el optimismo que me nace de dentro y con la educación de mi tiempo. Empezaré con dos por películas antiguas: Helena de Troya y El león de Esparta que me invitan al silencio...GRACIAS OCTAVI!!!