Tejo con mis manos ropita minúscula y esponjosos patucos de colores, de suave vellón, que te abracen cuando nazcas. Adorno con guirnaldas de ternura la ancha circunferencia donde habitas protegido, imaginándote feliz, caminando entre auroras, coloreadas por la brisa y la esperanza septembrina de tu alumbre.
Aquel que lancea al dragón me dio la espalda
Hace 1 día
12/6/15
Bello como siempre, saludos y que todo vaya bien.
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Dime, te escucho...