Siempre nos estamos yendo y no nos damos cuenta. La práctica de la ignorancia de nosotros mismos, no evita que nos vayamos, y nadie nos enseña a despedirnos. Tal vez esta es la causa que complica éste irse, multiplicando el “shock” de realidad que nos llega, cuando los que se van antes nos muestran que no hay quien lo frene.
Cuando alguien se ha ido del todo es cuando fijamos momentos en que viajamos juntos y los hacemos únicos, pero, ¿para qué sirven los momentos únicos que no se comparten? Volvemos a la rutina, sobrecargados de nostalgia, regresamos al no despedirnos…Seguimos yéndonos, hasta que el paso que damos está más allá de donde nos encontramos.
19/1/15
Una persona muy querida que se fue para siempre, siempre me decía que ella no se despedía de mi ya que continuábamos en contacto siempre, efectivamente siempre estábamos en contacto por muchos kilómetros que nos separasen.
Una bonita reflexión.
Un abrazo.
20/1/15
Para los "parasiempre", existe el recurso de los "hastamañana".
Un abrazo Mari-Pi-R
20/1/15
Es cierto, dejamos avanzar el tiempo sin prestarle atención suficiente hasta que es demasiado tarde.. Sabemos que no siempre estaremos a su lado, es infiel y nos abandona, pero nosotros hacemos oidos sordos dejando en la esquina tantas y tantas cosas, sobre todo la generosidad de dar amor o de recibirlo, porque por mucho que nos parezca el que ofrecemos, nunca es suficiente.
Unas letras que hacen pensar y eso es positivo...
Un abrazo, Pilar
Fina
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