Tras las premisas del desconocimiento de mí misma, de la mano de un destino inexistente, me adentro en un laberinto que no me dará respuestas, pero permitirá que un cúmulo de preguntas me salga al encuentro. Me conformo con no tener que elegir. Quizás al lanzar la moneda, ésta caiga de canto y se despliegue ante mí un abanico de posibilidades y la capacidad de vivirlas ... Antes de que el latido del tiempo se contraiga.
¿Humanidad?
Hace 17 horas
15/2/13
Que profundo!
Pues que el laberinto te de la buena respuesta y que tu camino sea el bueno.
Un abrazo
18/2/13
Gracias, Mari-Pi.
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Dime, te escucho...