El ombligo perfecto, bien colocado, se compara con según que otros ombligos y se crece. No hay quien haga sombra, al súper ombligo, exquisito y vacío.
Este simboliza el ego y la tendencia que tenemos a comportamientos de difícil clasificación. Uno de ellos es considerar que quien no llega donde nos situamos, mirando por encima del hombro, es un necio. Entonces entra en escena la vida, que no se puede manipular y nos obliga, sin preguntarnos nuestro parecer, a calzarnos los zapatos de los necios, con la intención de que percibamos nuestra necedad.
Se cambian los roles a un ritmo marcado que raya la perfección. Y es que, los necios tienden a superarse mucho más que los que se creen “normales”.
13/3/13
Al costat de gent tan grand com tú, em sento tan petita!
Una abraçada.
14/3/13
Gràcies, Bazet. Sàpigues que l'admiració és mútua. Petons!
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Dime, te escucho...