La bella dama se marchó del jardín, y volvió a su casa. Antes de subir al tranvía, soñaba siempre que algún día alguien le preguntaría su nombre.
(Roser Caño Valls: La fábula de la bella dama del tranvía. Al otro lado del río)
Deambulo invisible, con un disfraz de multitud que me desmiente y me borra. Como las huellas que dejo al pasear sobre el asfalto, ensambladas en el viento. Al igual que el resto de personas que transitan fortuitamente, estremecidas en la existencia del no ser. Cuánto me gustaría que me rescataran de la soledad y el silencio del asilo en que me acogen las calles llenas de nadie, abandonada por la invisibilidad a que los ojos, ciegos de detalles, me condenan.
Eso es lo que siento, hasta que una voz dice mi nombre y me rescata de la ausencia arropada tras la sombra. Entonces existo y salgo de la invisibilidad.
5/3/12
Solo darte un paseo por un lugar turístico y seguro que te lo preguntan o por lo menos de donde vienes.
Un abrazo
5/3/12
Mejor entonces, tomar la iniciativa. "Hola, me llamo..."
17/3/12
Mari Pi. Si he de serte sincera te diré que nunca me ha ocurrido nada parecido. Tal vez sea porque soy invisible de veras. ^0^
Rafael. Lo que procuro es que a mi alrededor no se sientan invisibles. Con eso me basta.
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Dime, te escucho...