Os contemplo, en un calendario sin prisas, y me arrancáis una amplia sonrisa. Él silba, atravesando el silencio del aire y recorre el comedor de arriba a abajo, hasta que te encuentra. Tú le recibes con una sonrisa y vuelves a ser la de antes, un rosa juvenil, suave y profunda. Entonces, le coges de la mano y camináis juntos hacia las sillas vacías. El pensamiento se me va detrás de vuestras miradas deshilachadas. Os imagino de la mano, como ahora, en un tiempo virgen, lleno de brotes, resguardados por el amor y la ternura. ¡Qué suerte tenéis! Habéis llegado juntos, al amarillo, y estáis llenos del elixir de la eterna juventud.
27/4/11
Inocència,
dulce fruto
de un tiempo...
Inocència
guàrdala
en el pecho...
Inocència
no la pierdas.
Ya nunca vuelve...
I para vivir
hay que perder-la.
............ Anton
28/4/11
En este caso, la inocencia volvió tras haber vivido.
Él, ya no está. Ella se resintió de su ausencia y, aunque no lo exprese, espera impaciente el momento de reencontrarle.
Su silvido flota de un lado a otro del comedor.
Publicar un comentario
Dime, te escucho...