Epistola enim non erubescit... (Una carta no se ruboriza)
(Atribuït a Ciceró)
Los buzones, que permanecen impávidos, con el vientre vacío de palabras, me salen al encuentro. Se saben solos, prácticamente inservibles, y se empequeñecen con el paso del tiempo, rodeados por un paisaje mobiliario cambiante y nómada. Observan a los transeúntes con la esperanza de que alcen la mano que les abra las bocas anchas y rectilíneas y así calmar el hambre que arrastran. Desgraciadamente no tienen nada más que el color para atraer la mirada de los paseantes y éste, queda diluido en la policromía del mobiliario moderno que llenan plazas y calles.
Siento la quimera de unas costumbres amortajadas por avances, paladines de inmediatez. Las prisas roban el garabato resbaladizo y meditado de las palabras, que nos unía sin intermediarios al saltar de un sobre, con una sola dirección y un solo destinatario.
5/11/10
El tiempo se traga tantas cosas...Un abrazo: Joan Josep
5/11/10
Que lindo texto!
Saludos,
T
5/11/10
El nostre rostre
-bústia impàvida -
compleix els deures.
Per donar i rebre,
retenír i rebutjar.
admetre i difondre...
Alè d'interioritats...
receptacle vivent.
Quantes cartes
pot fer circular ?
................ Anton.
6/11/10
Joan Josep. El tiempo nos debora mientras nosotros intentamos deborarlo. Nefasta sincronización.
Tatuagem. Gracias!
Rebaixes. El nostre rostre emet i rep amb la mirada infinitat de cartes, de manera directa, al destinatari que en aquell moment tenim al davant. Llàstima que hi ha un cert analfabetisme i no dominem l'escriptura ni la lectura.
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Dime, te escucho...