Las piernas me dirigen a caminos de horizontes anchos. Siguen las señales que les envía el pensamiento. Hay momentos en que me detengo y me recreo en paisajes desconocidos que se parecen a los míos. Entonces, con la cabeza entre las manos, sonrío ampliamente y me reflejo en el espejo.
EL SILENCIO DEL ALMA
Cuando el silencio habla de vientos es porque el alma está triste. Quizás Eolo, su dios, los libera de las cadenas con que los aprisionó tiempo atrás, en el principio de los días.
El alma se transforma en un bloque de hielo al oír la tramontana, que sopla muy fuerte desde el norte y es muy fría. Sin darse cuenta de ello, empieza a girar en torno a un centro invisible a la velocidad de un ciclón.
Lo peor de todo es cuando Eolo manifiesta su furia con el huracán y utiliza como palabras las espirales de los tornados. Se forma una gran tormenta, se confabula todo aquello que es negativo, desaparecen los colores, la música, aparece la nada, sin embargo ...
El alma reacciona porque ha sido creada para soñar, para amar, para otras cosas más importantes que sufrir. Como ella es creadora, despierta el mundo de los sueños que la habitan. Con el fin de combatir a los enfurecidos vientos, llama a las hadas de éstos y aparece Titania, la musa de Shakespeare, con su corte. Vienen desde Eolias, las siete islas que hay entre Italia y Sicilia. Son seres llenos de luz y de belleza, que están destinados a acariciar y llenan el pensamiento de la poesía que domina los sentimientos, aquélla que no necesita escribirse, aquélla que hace hablar al silencio.
Eolo y Titania, inician una larga conversación. Uno utiliza como palabras, la marinada, el viento que sopla durante el día de la banda del mar. La otra utiliza, el terral, el viento que sopla por la noche. Entonces empieza a establecerse el equilibrio. El resto de vientos se acercan con el fin de escuchar lo que dicen. Allí están los vientos del este: el Levante, el Siroco y el Gregal; más allá encontramos los vientos del oeste: el Poniente, el Mistral y el Abrego. Se han encontrado en medio del camino y se han sonreído. Ahora permanecen juntos e interesados.
Eolo acaba suavizando su tono de voz lo cual ha permitido que el huracán desaparezca y también el ciclón y los tornados. Poco a poco ha llegado la calma y ya sólo queda un viento tenue, vaporoso, etéreo... Una sutil brisa que recuerda el suave beso de dos amantes.
Entonces, empiezo a escuchar atentamente el murmullo del silencio.
3/11/10
Muy bonita historia la de los vientos, aunque los detesto, me pongo muy nerviosa oír soplar el viento.
Me ha gustado la parte del alma.
Un abrazo
3/11/10
Gracias Mari-Pi. Las que tu cuentas tambien son preciosas.
Petonets.
4/11/10
La boca alena sons
impresisos, imperciptibles.
El ventre bufa comprimint
i surt vent de paraules...
És la ment dins el buf
que acarona o maltracta.
........... Anton
Intentar sintetzar és tarea ...,
Ceres està calma llaurant per que l'humanitat mengi... si Vulcà no ve del seu fornal i arrasa...
De jove m'interesava molt tot això, potser buscava inconscientment la fantasia. Anton
4/11/10
Rebaixes. Encara que costi, tu ho fas amb una facilitat increïble, això de sintetitzar. A més a més, aconsegueixes donar visions diferents del que es diu...Com completant els textos.
A voltes la fantasia és un refugi.
Una abraçada, Anton.
4/11/10
Viví un año en Menorca. Allí aprendí la experiencia de vivir bajo el viento de verdad. Cuando sopla la Tramuntana (en rachas de tres a seis días sin descanso) uno empieza a volverse loco de verdad, y terminarías por creer en un dios del viento, y a implorarle.
5/11/10
Lluís Bosch. Nunca he vivido "bajo el viento de verdad". Tan solo he tenido algún encuentro con él, de manera esporádica. Sí he vivido bajo el soplo de otros vientos que no te dejan parar y te modelan a su antojo. Tal vez no sean de verdad, pero lo que sientes sí lo es.
Por suerte la mitología ayuda a suavizarlos.
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Dime, te escucho...