- Creo que lo dejaré.
- ¿Qué dejarás?
- El violonchelo.
..........
- Es una historia maravillosa. ¿Quién te la contó?
- Mi "viejo".
..........
- Sólo quiero que tengas un trabajo normal.
- ¿Qué es normal? ¡Todo el mundo muere!
(Yojiro Takita: Okuribito (Salidas))
- ¿Qué dejarás?
- El violonchelo.
..........
- Es una historia maravillosa. ¿Quién te la contó?
- Mi "viejo".
..........
- Sólo quiero que tengas un trabajo normal.
- ¿Qué es normal? ¡Todo el mundo muere!
(Yojiro Takita: Okuribito (Salidas))
Me dejé tentar por la recomendación, intuyendo que era el envoltorio de un regalo. La abro y una piedra de cristal en forma de lágrima, resbala por mi rostro dibujando con finas pinceladas la emoción. Contemplo, fascinada y reflexiva, los destellos trascendentes de destinos inexorables marcados por ausencias. Llego a entender que, estos, se encargan sin que nos demos cuenta, de llevarnos a nuestros orígenes. Una calma meditativa, un simbolismo lleno de poesía contenida, una estética delicada y hermosa, salen de la nada. Todo está a punto para la salida que me hace sentir la importancia de lo que "hacemos" mientras vivimos.
19/6/11
Que bonita reflexión, me ha gustado la ultima frase.
Un abrazo
19/6/11
Mari-Pi. Me alegra que te guste. Petons!
21/6/11
Lindo, la vida no es para desperdiciarla.
Besos
21/6/11
Tatuagem. No. No es para desperdiciarla y debemos vivirla eligiendo por nosotros mismos. Así no nos perderemos ni un ápice.
Petons!
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Dime, te escucho...