-Yo ... -intentó explicarse- Cuando todo estaba en silencio, subí al pasillo y la cortina del comedor estaba un poco descorrida ... Se veía la calle. Miré, sólo unos segundos.
Hacía veintidós dos meses que no veía el mundo exterior.
No hubo ni enfados ni reproches.
¿Qué aspecto tenía? -preguntó Hans.
Max levantó la cabeza con gran pesar y asombro.
-Había estrellas-contestó-. Me quemaron los ojos.
(Markus Zusak: La ladrona de libros)
El encuentro con la lectura nos enreda en el descubrimiento del poder de la palabra. Nos permite evadirnos, recordar, tomar conciencia, suavizar tensiones y abrir ventanas por donde se cuela el cielo y se escapa el miedo y el dolor. También consigue confundir a la muerte, invisible, que atisba por las grietas abiertas del lugar donde se esconde, entre suaves oleadas de lamentos. Esta, se siente acechada por los colores enlutados y el dolor que vaga entre las zanjas de la guerra. Este hecho la empuja a convertirse en narradora improvisada y se humaniza, extendiendo sudarios de colores, siguiendo el manual del buen enterrador.
Cuando robamos la palabra entre las páginas de un libro, podemos percibir el silbido de un hombre en el fuelle de un acordeón. La vida bulle en un mundo paralelo que nada tiene que ver con el odio a quien es diferente. Nos liberamos y vivimos.
3/4/11
¡Qué gran poder el de la palabra!
Tiene el don de herir y de acariciar, de animar y de todo lo contrario.
Pero, sobre todo, el poder de permitir el intercambio de nuestros pensamientos.
Por lo demás... creo que si yo pudiera ser ladrona de algo lo sería de libros, como el título de este que nos traes. ¿Te imaginas? robando miles de palabras.
Un beso, Pilar
4/4/11
Las palabras que has dibujado para esta reflexión son magníficas, pues nos pintan el maravilloso cuadro de la comunicación.
Un abrazo.
8/4/11
Almena. Tienen verdadero poder. A veces demasiado, ya que pueden dar la vida o matar...Me quedo con el intercambio. Si no has leído el libro, léelo cuando puedas. Es una maravilla.
Gloria. Comunicar...Algo tan difícil y tan gratificante.
Otro abrazo para tí.
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